Impedir que las personas accedan a una atención de salud es un delito que no puede pasarse por alto
El caos reinó en los exteriores del Parque Zonal Huiracocha, en el distrito de San Juan de Lurigancho, en donde la Municipalidad de Lima instaló dos módulos de atención médica para los vecinos que quisieran gozar de algunos servicios gratuitos, mientras se supera el conflicto por la licencia de funcionamiento del Hospital de la Solidaridad que se ha previsto abrir en la zona.
Personal de Serenazgo, enviado por el alcalde Carlos Burgos, bloqueó las puertas e impidió que los pacientes se atendieran en los módulos. A ellos se sumaron un grupo de vecinos, presuntamente convocados por dicho burgomaestre para intentar boicotear el servicio. Estas personas gritaban arengas en contra de la alcaldesa de Lima, Susana Villarán, e incluso paseaban un féretro con lemas como: “En paz descanse, Susana Villarán… hospital de la muerte”.
Sin embargo, los vecinos que estaban en la cola esperando ser atendidos, no pensaban lo mismo. “En verdad, nosotros necesitamos el Hospital de la Solidaridad. Si está encima de un relleno sanitario, ¿por qué no se opusieron antes que se construya? ¿Por qué ahora? Yo vengo de la cuarta zona de Juan Pablo II, no tenemos puesto médico allá, no tenemos a dónde ir. Si yo tuviera plata iría a otro sitio, pero no tengo”, sostuvo Orea Arango, pobladora del distrito.
Aprovechando el pánico, el alcalde Burgos envió una ambulancia al lugar que -según los pobladores- los obligaba a subir para trasladarlos al nosocomio municipal que se encuentra ubicado a pocos kilómetros del parque zonal.
“No quieren que inauguren el Hospital. A mí me dejaron entrar porque mi bebito estaba mal, pero a la pediatra que estaba temprano con nosotros no la han dejado entrar. Ahora recién Burgos está trayendo su ambulancia para llevar a la gente a su hospital, pero ninguno quiere ir. Les están obligando a ir allá, pero no hay buenos médicos en ese centro, por eso para vacío”, dijo indignada Arango.
No fue todo, el lío que empezó a las 7 de la mañana tuvo su punto más álgido hacia el mediodía cuando el director del Sistema Metropolitano de la Solidaridad, Pedro Francke, se apersonó al lugar con un abogado. Una lluvia de huevos los recibió. Francke no pudo contener las lágrimas ante la negación del personal de Serenazgo de impedir que un paciente de 85 años, identificado como Eusebio Ñaupi, accediera a recibir atención médica por una afección del oído. El adulto mayor había estado esperando tres horas. Sin solución alguna tuvo que ser trasladado a otro nosocomio.
A PALAZOS
Julio Abanto, administrador del Parque Zonal Wiracocha, denunció que algunas madres de familia recibieron una brutal golpiza de parte de los serenos del distrito que bloqueaban las puertas. “En el grupo de los enviados por el alcalde Carlos Burgos había delincuentes”, sostuvo.
Nada parecía detener el conflicto. La presencia de la Policía montada, lejos de calmar los ánimos avivó los enfrentamientos, prácticamente se lanzaron sobre las personas que protestaban, e incluso sobre las que hacían la cola de pacientes. Sin mediar palabras repartieron algunos varazos para intentar desalojarlos del lugar.
La Policía utilizó a los caballos para embestir a los serenos y pobladores protestantes, quienes reaccionaron aún con mayor violencia. Ni siquiera la presencia de Sergio Núñez Castillo, fiscal adjunto de la Tercera Fiscalía de San Juan de Lurigancho, calmó los ánimos. Sin embargo, después de una inspección a la zona, ordenó reabrir el Parque Zonal.
DENUNCIA
El Ministerio Público investigará y denunciará a los responsables de haber impedido el ingreso de pacientes al hospital móvil. Así lo señaló el funcionario de la Municipalidad de Lima, Pedro Francke, quien sostuvo que “impedir que las personas accedan a una atención de salud es un delito que no puede pasarse por alto”. También informó que se perdieron 500 atenciones médicas por el cierre del centro médico.
Cabe indicar que este conflicto surge debido a que el Municipio de San Juan de Lurigancho argumenta que el Hospital de la Solidaridad se ha construido sobre un relleno sanitario sin estudios de impacto ambiental. En tanto, la comuna limeña asegura que cuenta con los informes sanitarios y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que indican que el relleno sanitario desde hace 10 años no representa un peligro para la sociedad